Tercer Mito



TERCER MITO. Sangre, sudor y lágrimas. Sir Winston Churchill. 


El oficio de escritor es el peor del mundo; anquilosamiento artrítico de las articulaciones tras miles de horas sentados delante del procesador de texto; dinero, esfuerzo e ilusiones tirados a la alcantarilla en intentar publicar; alguien te publica algo y te tantea para dejarte el 2% de beneficio con contratos leoninos; trabajando de día en la obra o en una gasolinera y escribiendo de noche; si eres un poco bueno escribiendo, firmarás contratos como esos en los que España perdió Gibraltar que os comerán los ojos mientras os estrujan a que sigáis produciendo novelas como máquinas, con la zanahoria colgada de un palo y una cuerda y todo por unas migajas mensuales. Mito, amigo novel, mito. Quien es bueno escribiendo es bueno, y hay muchos buenos; sólo que intentan entrar por la puerta grande, la delantera, la del felpudo que pone "welcome" o "bienvenido a la república independiente de ikea" y, claro, nadie repara en que valen un potosí.  

Los buenos escritores no dan un palo al agua, entre otras cosas, porque se levantan de la cama cuando les entra la real gana; desayunan lo que les gusta; viven a cuerpo de rey; despachan, hablan y se entrevistan con quien les apetezca en ese momento y, si no, que esperen sentados en la antesala que ya se les atenderá; se sientan a escribir, su pasión, y se pasan miles de horas ante el teclado haciendo, precisamente, lo que les gusta y apasiona: escribir. Nada más. Del resto, de la intendencia, que se ocupen otros: la familia, la chica filipina o el mayordomo… Y su Agente Literario. Que para algo les paga. Es decir, vida de maharajá. Viviendo la vida loca. Porque hace lo que le gusta y para lo que la naturaleza le ha dado un don: escribir. Escribir como un loco, como un furioso, o como un caracol, lento y pausado, con pluma Parker de tinta azul como Camilo José Cela. Da igual: hace lo que le gusta y cuando le conviene hacerlo; y eso, amigos, no es el "peor oficio del mundo", es el mejor. Sin duda. Con creces. Que se lo pregunten a los miles de escritores de éxito: siempre tienen una sonrisa en su boca; y no es sólo para las cámaras y los flashes de las entrevistas; es porque son gente feliz. Porque hacen lo que les gusta de verdad: escribir y nada más. Otro mito que se desploma.

¿Sigues interesado? ¿Sigues interesada? Entonces has entrado en el Club de los Lectores de Primera. Ahora, para saber si es cierto que publicando tú sólo en sitios como Amazon o encargando 5.000 ejemplares a una imprenta por encargo y a costa de quedarte sin vacaciones de verano, vas a tener éxito, ve arriba, bajo el título y pulsa "Cuarto Mito"...

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